Leprechauns, cerveza, verde, Molly Malone... ¡Bienvenidos a Dublín!
Hace ya unos añitos que me dejé caer por esta preciosa ciudad irlandesa que me dejó con ganas de más, y es que Dublín y sus alrededores te sorprenden desde que pisas la ciudad. Como ya hemos hecho en otras entradas, repasamos lo mejor de la capital irlandesa pasando de la A a la Z. Por supuesto que si alguien quiere aportar algún interés turístico a las letras que faltan, no tiene más que dejarlo en un comentario.
Acantilados de Moher
Una de las excursiones que no nos podemos perder en nuestra visita a Dublín es la de los acantilados de Moher. Estos acantilados se encuentran a las afueras de la ciudad pero es muy fácil llegar desde ella en tren o mediante las excursiones que se organizan desde la oficina de turismo y desde luego la recompensa merece la pena. Los acantilados, a más de 200 metros sobre el Atlántico, se suceden durante unos 8km por lo que podemos pasear tranquilamente por ellos y disfrutar del verde paisaje irlandés. Estos acantalidos son una de las principales atracciones turísticas de Irlanda por lo que el camino que los recorre es muy accesible y seguro. Si hace buen día no hay nada mejor que llegar al mediodía, hacer un picnic y pasearse por los acantilados hasta que empiece a anochecer: una imagen que queda grabada en la retina.
Los amantes de la saga Harry Potter reconocerán este escenario que juega un papel tan importante en una de sus películas.
Boxty
Uno de los platos típicos de la gastronomía irlandesa. Aunque es muy sencillo, la verdad es que está muy bueno. Se trata de una especie de pastel de patata con diferentes especias. En los menús suelen incluirlo como primer plato y luego para el segundo el estofado de carne a la Guinness (beef and Guinness stew), muy rico también.
Castillo de Dublín
Al contrario de a lo que estamos acostumbrados a ver, el castillo de Dublín no se ubica en lo alto de una montaña o a las afueras de la ciudad, de hecho está en pleno centro de la capital irlandesa. El castillo llama notablemente la atención por encontrarse rodeado de edificions muy diferentes. La fachada del castillo no se conserva debido a un incendio que lo devastó casi por completo pero aun así es realmente bonito. La visita al interior quizás podemos obviarla si no tenemos mucho tiempo, aunque es verdad que su interior se conserva intacto ya que hoy en día se usa para las recepciones de estado.
Dublinia
La exposición interactiva de Dublinia te transportará en el tiempo hasta el Dublín de la época vikinga y la Edad Media. La exposición es muy intersante, con maquetas, exposiciones e incluso personas vestidas de la época que se pasean por las calles de la ciudad medieval. Aquí viviremos en primera persona la invasión vikinga e incluso podremos visitar uno de sus antiguos barcos.
Four Courts
Este llamativo edificio situado a orillas del río Liffey es actualmente sede del Tribunal Supremo de Irlanda. Por dentro no se puede visitar pero merece la pena pasearse por la orilla del río para verlo al menos desde fuera.
Guinness
Es de sobra conocido que Irlanda y Guinness no pueden ir separadas y es que la cerveza negra es la estrella de la ciudad. Por supuesto que recomiendo tomar una Guinness en algún pub del Temple Bar pero si tienes tiempo también está muy bien la visita a la fábrica, la Guinness Storehouse. El edificio por dentro es muy curioso ya que se estructura en forma de vaso de Guinness. En la fábrica aprenderemos de una forma muy divertida y dinámica cómo se elebora esta cerveza pero también tendremos la oportunidad de degustarla. El bar se encuentra en la última planta y ofrece unas vistas panorámicas de toda la capital.
Half Penny Bridge
Cruzando el río Liffey este precioso puente nos lleva desde el Temple Bar hasta la orilla más moderna de la ciudad, la calle O'Connell Street. Creo que es el puente más original que he visto nunca ya que, además de por su estructura, llama mucho la atención por lo animado que está siempre con música y bailes.
Curiosidad: el nombre de este puente ("Medio penique" en español) se debe a un impuesto, de medio penique, que había que pagar como peaje a principios del siglo XIX para cruzar el puente.
Irish Museum of Modern Art (IMMA)Curiosidad: el nombre de este puente ("Medio penique" en español) se debe a un impuesto, de medio penique, que había que pagar como peaje a principios del siglo XIX para cruzar el puente.
El Museo de Arte moderno se encuentra en un precioso edificio, antiguo hospital, cerca de la cárcel de Kilmainham. Si por fuera podemos ver un magnífico edificio, inspirado en el de Les Invalides de París, por dentro se puede disfrutar de una extensa colección de arte contemporáneo y moderno. La entrada al museo es gratuita y Llos viernes y sábados hay visitas guiadas también gratuitas.
¡Cinéfilos!, no os podéis perder este festival internacional de cine. Si tenéis la oportunidad de organizar el viaje a mediados de febrero podréis disfrutar de dos semanas de cine de primera calidad. En las salas de diferentes cines (hay que consultar el cartel del evento para conocer los cines que participan) se proyectan durante dos semanas más de 120 películas de todos los continentes en premier. Además, en algunas de las proyecciones se establece una mesa redonda donde tanto la audiencia como expertos pueden opinar sobre el argumento, los actores, las localizaciones, la banda sonora... Un verdadero lujo cinematográfico.
Kilmainham Gaol
Esta antigua cárcel, hoy convertida en museo, nos cuenta la historia de muchos de los líderes revolucionarios independentistas que pasaron aquí sus últimos días tras ser detenidos y recluidos. Es una interesante forma de entender y conocer mejor la historia de la Irlanda independiente a las reglas inglesas. Ha sido escenario de películas como En el nombre del padre.
Leprechauns
Uno de los símbolos de Dublín, y de Irlanda en general, es la figura del Leprechaun. Estos hombrecillos pequeños, pelirrojos, vestidos de verde, amantes de la cerveza y muy ingeniosos son los protagonistas de muuuchas de las leyendas irlandesas. Su afán por la riqueza y por engañar a la gente los ha hecho participes de muchas leyendas pero también los ha posicionado muy bien en las tiendas de souvenir y es que entre los Leprechauns, las ovejas y la Guinness, no hay excusa para traerse a España un recuerdo de esta ciudad.
Molly Malone
En la calle Suffolk podemos encontrar la estatua dedicada a Molly Malone, todo un icono de la cultura irlandesa. Según cuenta la leyenda, Molly Malone era una joven extremadamente hermosa que se dedicaba a recorrer las calles de Dublín vendiendo pescado fresco. Toda la ciudad la conocía pues llevaba años pregonando la mercancía y empujando su pesado carro, pero nadie pudo ayudarla cuando de repente, debido a una fiebre alta, murió en medio de la calle. Dicen que todavía hoy Molly Malone sigue recorriendo las calles de la capital irlandesa haciendo el mismo recorrido que solía hacer en vida...
O'Connell Street
Esta es una de las calles principales de la capital irlandesa. Todo el ambiente de la ciudad se concentra en la avenida O'Connel Street: bares, pubs, músicos callejeros, estatuas humanas...
Puertas de colores
¡Qué me gustan las coloridas puertas dublinesas! Realmente es algo muy original y que da a la ciudad un encanto especial y muy colorido. Según cuentan, el motivo de pintar estas puertas con unos colores tan llamativos se debe a que cuando los dublineses llegaban a casa después de varias Guiness en el cuerpo era imposible acordarse del número en el que vivían, así que cada uno pintó la puerta de su casa de su color favorito y por supuesto diferente a la del vecino.
Quays
Los quays o muelles son perfectos para darse una vuelta por Dublín a orillas del Liffey. Si el tiempo acompaña, que ya sería una suerte, es muy agradable recorrer estos muelles y visitar edificios como el Four Courts, quedarse con los pubs que desprendan mejor ambiente y disfrutar de la diversidad de barrios que existe en la capital irlandesa. Además los findes suelen haber muchos festivales de música que le dan muy buen rollo al paseo.
Spire of Dublin
Aunque se divisa desde diferentes puentos de la ciudad debido a su altura, es en la calle O'Connel, en pleno centro de Dublín, donde se encuentra esta escultura. Con sus 120 metros de altura, actualmente el Spire of Dublin está considerada como la escultura más alta del mundo.
The Temple Bar
Uno de los barrios más antiguos y bohemios de Dublín. No importa qué hora sea, el Temple Bar siempre está animado y concurrido. En el Temple Bar se escucha música en directo y se sirven cervezas a todas horas, aunque este barrio cobra especial importancia por la noche. Además, los fines de semana por la mañana podemos encontrar mercados de libros de segunda mano, de moda o incluso de comida. Es un barrio perfecto para encontrar productos típicos irlandeses.
En nuestro paso por el Temple Bar no podemos olvidarnos de buscar el "Muro de la Fama". Desde luego si hay algo de lo ques están orgullosos los irlandeses es de su música y especialmente de sus cantantes. Gigantes fotografías de Bono, The Corrs.
Zoo
Si os gustan los animales y los zoos, el de Dublín no os dejará indiferentes. Entre sus exóticas especies se incluye un tapir, un león marino o un tigre albino. Entre los irlandeses, este zoo es una de las atracciones favoritas de su país y es que además se sitúa como uno de los mayores zoos dedicados a la cría de toda Europa. A los más peques les encantarán los pavos reales y las ovejas que se pasean libremente entre las calles del zoo.
Precio: 15€ y 10€ para menores de 16 años.
Y como todo lo bueno, nuestro viajecito a Dublín llega a su fin. Espero que hayáis disfrutado tanto como lo hice yo en su día. Solo me queda añadir que los dublineses son gente maravillosa, no dudan en ayudar a los turistas ni en ofrecerse para aconsejarles una buena cerveza en los pubs. Eso sí, cuidadín con los bolsos y carteras porque no todo lo que reluce es oro y yo, por desgracia, doy fe de ello.
¡Nos vemos en la próxima por las calles de la capital europea!
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