Si Brujas es la gran ansiada ciudad belga, Lovaina es la gran desconocida a pesar de ser preciosa. A unos 20 minutillos en tren de Bruselas nos topamos con esta pequeña pero encantadora ciudad que sufrió grandes pérdidas durante la Primera Guerra Mundial y que hoy en día es una de las grandes ciudades universitarias de toda Bélgica. No hace falta pasar mucho tiempo en Lovaina (Leuven en flamenco) para darse cuenta de que cada uno de sus rincones y plazas es todavía más encantador que el anterior.
Lovaina |
Si llegamos a la ciudad en tren o en autobús con lo primero que nos toparemos será con la Plaza de los Mártires (Martelarenplein), una de las más importantes de la ciudad. En esta plaza podemos encontrar diferentes bares con terraza donde podemos almorzar si hace buen día. Calle abajo y sin pérdida alguna llegamos al epicentro de la ciudad: a la Plaza del Ayuntamiento.
Ayuntamiento |
En la Plaza del Ayuntamiento (Grote Markt) nos llamará la atención una fuente pequeñita con un monigote que lee un libro mientras se echa agua por la cabeza. Esta fuente es el símbolo de esta ciudad universitaria, de ahí su nombre "Fuente de la Sabiduría" (Font Sapientiae). Igual que ocurre en Bruselas con el Manneken Pis, a esta estatua también la visten con diferentes trajes durante las diferentes fiestas de la ciudad.
En la misma Plaza del Ayuntamiento, quedaremos fascinados por el Ayuntamiento de la ciudad, una imponente fachada gótica compuesta por altas torres y diferentes figuras que representan diferentes escenas de la historia de la ciudad. Afortunadamente, este edificio se libró de la devastación que asoló a la ciudad en la Primera Guerra Mundial aunque no corrió la misma suerte durante la Segunda Guerra Mundial cuando quedó seriamente dañado hasta que más tarde se pudo llevar a cabo su reconstrucción.
En uno de los laterales de este edificio encontramos la Oficina de Turismo. Por último, en esta plaza nos topamos también con la iglesia de San Pedro, una de las pocas del mundo que recibe el título de Iglesia Magistral.
En la misma Plaza del Ayuntamiento, quedaremos fascinados por el Ayuntamiento de la ciudad, una imponente fachada gótica compuesta por altas torres y diferentes figuras que representan diferentes escenas de la historia de la ciudad. Afortunadamente, este edificio se libró de la devastación que asoló a la ciudad en la Primera Guerra Mundial aunque no corrió la misma suerte durante la Segunda Guerra Mundial cuando quedó seriamente dañado hasta que más tarde se pudo llevar a cabo su reconstrucción.
En uno de los laterales de este edificio encontramos la Oficina de Turismo. Por último, en esta plaza nos topamos también con la iglesia de San Pedro, una de las pocas del mundo que recibe el título de Iglesia Magistral.
Otra de las plazas que inundan la ciudad es la llamada "Plaza Antigua" (Oude Markt). En esta plaza encontramos una infinita sucesión de bares y terrazas, llegándose incluso a conocer como "la barra más larga del mundo". Es el lugar de excelencia del ocio nocturno aunque de día es ideal para comer o incluso para pedirse un buen cartucho de patatas fritas con alguna salsa... ya que los belgas se atribuyen la invención de este aperitivo y presumen de tener una receta única para freírlas, ¿por qué no probar uno? El pequeño sale por unos 2,5€ pero van bien despachados.
La siguiente parada es la Plaza de la Universidad (Ladeuzeplein). Aquí merece la pena visitar la fachada de la universidad que alaba la ayuda prestada por los americanos tras los bombardeos que sufrió la ciudad en ambas guerras mundiales. Se puede entrar e incluso subir al campanario pero no merece demasiado la pena: dentro hay una exposición de la historia de la ciudad que además solo está en flamenco e inglés y las vistas desde la torre tampoco son gran cosa... os podéis ahorrar el dinerillo y subir mejor a la torre de Brujas. En diciembre esta plaza acoge al mercado de Navidad y los viernes un mercado de frutas y verduras. En medio de la plaza nos llamará la atención un escarabajo verdoso ensartado en una aguja que se instaló frente a la universidad para celebrar su 575 aniversario... no pega mucho con la estética de los alrededores pero resulta divertido.
Por último, es interesante dar un tranquilo paseo por el Beaterio Mayor de la ciudad (Beguinaje Mayor) declarado Patrimonio de la Humanidad. El beaterio se encuentra a unos 15 minutillos del centro de Lovaina pero merece la pena pasarse por allí.
Ya que la ciudad es pequeñita y se puede visitar en una mañana, se puede completar la excursión con la visita a otras ciudades próximas como Malinas. Quizás esta ciudad no aparezca como una de las principales ciudades del circuito belga pero, para mi gusto, merece mucho más la pena que otras.