Con las maletas casi sin deshacer tengo que compartir las maravillas que esconde la ciudad de Chester, al norte de Inglaterra. Una ciudad pequeñita, que bien se visita en un día, pero con mucho encanto. Ideal para completar la ruta del Norte de Inglaterra con ciudades como Liverpool, York o Mánchester y una buena idea para pasar un día en una ciudad típicamente inglesa: con sus casitas de madera, un centro histórico precioso con una imponente catedral y todo perfectamente amurallado. Si encima el tiempo os acompaña y hace bueno, Chester os enamorará.
Si llegamos a la ciudad en tren, en unos escasos 10 minutos andando estaremos en el centro de la ciudad, en la calle Eastgate: la arteria principal de Chester.
En la Eastgate nos llamará la atención un reflejo a lo lejos. y conforme nos vayamos acercando descubriremos que se trata del simbólico reloj de la ciudad (The Eastgate), datado de 1897.
Este símbolo de la la ciudad es un precioso reloj que luce desde lo alto de la muralla romana y cuya principal finalidad fue celebrar el Jubileo de la reina Victoria en 1899 (coincidiendo con el 80 aniversario de la Reina). Desde la calle se obtiene una bonita vista del reloj dispuesto sobre una estructura metálica en lo alto de la muralla.
Tras hacer la foto de rigor, podemos cruzar la muralla y continuar andando unos metros hasta la catedral.
A los pies de unos bonitos jardines se erige una imponente fachada con un trazado impecable. Sin embargo, si bonita es por fuera, mucho más lo es por dentro.
En estos momentos la catedral se encuentra en obras de reforma y la parte del coro no luce todo lo bien que podría hacerlo... pero todo queda olvidado cuando alzamos la vista y nos deleitamos con el magnífico órgano de la catedral. Por otro lado, estas obras quedan perdonadas cuando nos topamos con una maqueta de lego sin terminar que representa toda la catedral. Por una libra podemos poner una pieza en cualquier zona de la maqueta para contribuir a su finalización. Desde luego a esta maqueta no le falta detalle: las flores del jardín, los obreros que están llevando a cabo las reformas, el órgano...
Cuando hayamos recorrido la catedral de cabo a rabo es hora de ir pensando en subir a la torre para disfrutar de una preciosa panorámica de toda Chester. Según la hora la visita es más larga (una hora) o más corta (media hora) y también varía el precio, aunque oscila entre las 3 y 5 libras.
Junto a la catedral se encuentra el Ayuntamiento, donde además está ubicada la Oficina de Turismo. ¡OJO! La oficina no es más que una tienda de souvenirs donde más o menos te orientan sobre qué ver y donde si quieres un mapa, lo tienes que comprar. No obstante, es cierto que son muy amables y te dan de forma gratuita una mini guía donde viene un mapa que da el apaño.
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Los jardines de la catedral son perfectos para parar a descansar y reponer fuerzas antes de disponernos a recorrer toda la muralla que bordea el centro de la ciudad. El paseo por la muralla lo podemos comenzar en la calle City Walls Road para así volver a pasar por delante de la catedral y verla desde diferentes perspectivas. Seguiremos el camino hasta llegar a pasar por debajo del reloj y contemplar toda la calle principal, esta vez desde arriba. Tras armarnos de paciencia para conseguir hacernos una foto en el reloj, seguiremos avanzando por la muralla hasta ver las ruinas del anfiteatro romano y llegar al río, punto donde se termina este recorrido. La parte del muelle tiene mucha vida, con puestecitos de comida rápida, música, barquitas a pedales que se pueden alquilar para recorrer el río, etc. Sin duda es una buena opción para dar por concluida la visita a esta preciosa ciudad.
Chester es, en mi opinión, la ciudad más bonita de las que componen las Midlands de Inglaterra. Una ciudad con mucho encanto, refinada y que te deja con un muy buen sabor de boca. ¡Recomendadísima!
¡Nos leemos en la próxima!